Compañera.

Aquí estoy, son casi las 10 de la mañana, me he levantado a las 6am  y he salido a correr, ahora estoy sentada frente a mi computadora desayunando una taza de té con aspartame, ya estoy bañada y arreglada y solo me queda vagar un rato en internet y ver dormir a mi compañera de cuarto. Hasta cuando se piensa despertar esa floja?, jaja, quizá lo digo porque estoy un poco aburrida y quiero tener a alguien con quién platicar, pero está bien que duerma, así no me obligará a desayunar, que duerma hasta que sea la una y salga a la universidad, para que tampoco pueda ver que no como, que duerma hasta que sea la hora de la cena y no se de cuenta que sólo tomaré agua, que duerma todo lo que quiera.

Me confieso, ayer hice todo lo posible para que cambiara su opinión sobre mi, lo que menos quiero es tenerla noche y dia sobre mi custodiandome para que coma, así que comí, una empanada en la comida  la cena y un sanwich con café por la tarde, me sentí tan mal, tan obesa en mi ropa nueva muy entallada, me sentí expuesta, sabía que toda la gente era capaz de ver mi cuerpo gordo, mi cuerpo deforme. Nuestros horarios de clases coinsiden, y se las ha arreglado para organizar que comamos juntas, que hacer? con la esperanza de que sepa un pepino sobre nutrición y alimentación y pueda comer solo lechuga frente a ella, sino, creo que tendré que marcarle límites, aunque no sepa muy bien como.

Estoy tan aterrada de volver atrás, he logrado bastante, aunque todavía no es suficiente. Puedo ver y sentir ya los huesos de mis muñecas, mis costillas y mi cadera marcados sobre mi piel, siento como ese pantalón superapretado en donde me metía y parecía salchicha mal amarrada me queda como guante ahora, sube y baja sin problemas incluso aunque no lo abroche y sin que se me salten las lonjas, mis piernas están más delgadas y comienzo a ver que se forma el típico espacio en forma de triangulito entre ellas, todos esos cambios me enorgullecen, pero hacen que cada vez me aterre más que algun dia vuelvan a desaparecer.


Querida Ana, dame fuerza... y una cintura estrecha!.

En la epoca victoriana era comun ver a mujeres con siluetas extrañas, mini cinturas y cuerpos deformados por la estrechez de los corsetes. Esa era su lucha, nosotras hoy tenemos la nuestra.

Atte. Amalia Rosa